La inteligencia artificial (IA) está revolucionando todos los ámbitos de nuestra vida, y la salud no es una excepción. En el ámbito sanitario, la IA ya se está utilizando para interpretar imágenes médicas con rapidez y precisión o reducir errores en los diagnósticos. En el caso de la EPOC, un uso adecuado de esta herramienta puede favorecer avances significativos en la lucha contra el infradiagnóstico y la detección precoz de la enfermedad.
La EPOC es una de las principales causas de muerte en el mundo y muchas personas la padecen sin saberlo, lo que retrasa su diagnóstico y tratamiento. La IA tiene el potencial de mejorar esta situación mediante herramientas que faciliten la detección temprana de la enfermedad y la interpretación de pruebas de función pulmonar.
Detección y decisiones terapéuticas
Muchas personas con síntomas respiratorios no reciben un diagnóstico adecuado a tiempo. La IA puede ayudar a identificar patrones en los datos de salud que permitan detectar casos sospechosos antes de que la enfermedad avance. Esto no sólo beneficiaría a los pacientes, sino que también optimizaría los recursos sanitarios.
Además, la IA puede ser una aliada para los profesionales de la salud, ofreciéndoles guías de tratamiento más claras y personalizadas. Por ejemplo, algunas herramientas basadas en IA ya están ayudando a los médicos a tomar decisiones terapéuticas más precisas y adaptadas a cada paciente, facilitando la gestión de enfermedades crónicas como la EPOC.
Riesgo de exacerbaciones
Un estudio reciente en España —publicado en Archivos de Bronconeumología, firmado por Alvar Agustí y Marc Vila— analizó el uso de IA para clasificar a pacientes hospitalizados por una exacerbación de la EPOC. A través del análisis de múltiples variables clínicas y sociales, la IA logró identificar cuatro grupos de pacientes con diferentes riesgos de reingreso hospitalario y mortalidad. Posteriormente, se desarrolló un sistema de apoyo a la toma de decisiones que, con sólo cinco datos clave del paciente, podía asignarlo a uno de estos grupos con una alta precisión.
El potencial de la IA va más allá del diagnóstico. Actualmente, se están desarrollando modelos predictivos capaces de anticipar exacerbaciones antes de que ocurran, analizando patrones en la frecuencia respiratoria, la saturación de oxígeno y otros datos clínicos. También se están utilizando dispositivos portátiles y aplicaciones de IA para el monitoreo remoto de pacientes, lo que permite alertar a los médicos ante cualquier signo de deterioro. Estas innovaciones pueden reducir ingresos hospitalarios y mejorar la calidad de vida de quienes conviven con la enfermedad.
Rehabilitación pulmonar
Otro campo en crecimiento es el uso de la IA en la rehabilitación pulmonar. Los algoritmos pueden personalizar los programas de ejercicio según la evolución del paciente, ajustando la intensidad y duración de las sesiones. Además, la IA facilita la interpretación de pruebas a distancia, lo que podría reducir desigualdades en el acceso al diagnóstico en zonas con menos especialistas.
No obstante, la IA en el ámbito de la salud aún enfrenta importantes desafíos, como sesgos, problemas de privacidad y seguridad, y falta de transparencia en el funcionamiento de los algoritmos. A pesar de ello, ofrece oportunidades prometedoras para la atención de la EPOC. A medida que estas tecnologías sigan evolucionando, su integración en la práctica clínica se traducirá en grandes beneficios para los pacientes.